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Le blog littéraire de Cedric Josse
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11 juillet 2013

La figura paterna

Hamlet_Olivier_1

“No quiero ser como mi padre!” Y quien sí? Los mismos cobardes me imagino que luego buscan en Dios o en su bendito jefe, al puto amo! Yo paso, y en cualquier caso prefiero mil veces que me sigan unos pocos por voluntad propia a estar “persiguiendo” toda mi vida (o parte de ella) a un ídolo, esté justificada o no dicha adulación hacia un mentor, maestro o como se les ocurra denominarlo!

Dicho eso, vuelvo a mi “afirmación” del comienzo: “No quiero ser como mi padre!”

Me explico… Un primer lugar y como ya he dicho antes, no creo que sea “bueno” ver a la figura paterna como un modelo. Un “ejemplo” al que proseguir, caminando en la sombra de una “imagen” creado por nuestra mente deteriorada sin lograr ser nadie ni llegar a ninguna parte. (“Mira a  este… Es el hijo de tal!”) Me parece poco sano y hasta absurdo! Entonces, ni hijo de un “tal”, conocido de las yales o apenas de mi… Ni hijo de Dios, “enfant de la balle” o de la gran puta misántropa llamada sociedad que odia a los vástagos que genera.

Hay padre y padre me dirán, es cierto! El mío en concreto solo cumplió con su función prima de reproductor. Un semental al estado puro que contribuyo a mi “creación” pero no me crio, ni me dio muchas muestras de cariño o interés. Puede que me haya querido a su modo, pero acaso bastaría para que aquel flujo de sentimientos reprimidos también corra por mis venas? “El desamor mutuo” es mucho más fácil de asimilar y digerir que el amor verdadero y duradero: “No me ames – Pues yo, te odio!”

Y qué hay del ser humano como entidad propia? Un individuo completo (y de hecho complejo) con nombre y apellido. No el “clon” de alguien. Ni una copia más o menos conforme para no decir una aproximación vulgar de una persona que tampoco fue perfecta en su momento! (Pero tal vez existe la perfección?) El alma humana va siempre en busca de un camino distinto porque está en su naturaleza escoger y decidir a pesar de sumarse constantemente a la red de vías y otras corrientes predeterminadas por sesos gemelos para que se pierda en ellas! Se une al colectivo cuando es necesario o le conviene y para mantenerse al majen de la masturbación intelectual. En una palabra, al pensar demasiado el hombre moderno se “ralla”!

Masturbarse en solitario o unirse a la histeria colectiva con frecuencia? Del mismo modo que el niño ve en su padre a un semidiós, un héroe, haya conseguido en su vida algo más que los demás o solo forme parte del fango donde las elites echan las bases de su éxito, el adulto mira (y admira) a su entorno con avaricia. Mitad frustrado, mitad soberbio (no hablamos aquí de los incurables vencidos) analiza su situación con la esperanza de alcanzar algún tipo de juicio. (Qué lo consiga es otra cosa!) Se siente a la vez parte y lejos de las masas. Atrapado entre dos estratos, dos esferas, dos mundos incomunicados. Grandes círculos que gravitan y dan vueltas a su alrededor y que él solo roza.

El papel del padre entonces podría ser “educar a su hijo para que no tenga miedo”. Pero si el ya lo tuvo y seguramente su padre y el padre de este también! En mi caso preciso, soy el descendiente de une larga línea de rendidos que bajaron la cabeza y los brazos al principio. Aferrando sus miserables existencias a la buena (o mala) fortuna de otros. (No empleo el término de “dinastía” por el valor subyacente de “grandeza” que contiene no se puede aplicar a mi familia.)  

Basándome en eso, como podía salir yo? Parecido a mis ascendientes pero con el profundo deseo de evolucionar! Allí está el problema o la solución dependiendo de donde ponemos la linterna. El eje central de mi vida es como una columna vertebral (de esas de los museos atadas por un hilo invisible) a la que le faltaría el sacro. Tambalea en el aire y esta siempre a punto de venirse abajo pero por alguna especie de artilugio misterioso se mantiene firme y de pie. 

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