Hijos del colesterol

Disfrutando de la vida… No sabemos muy bien cómo pero ya rozamos los 40 o los hemos superado hace poco con éxito. Era todo un desafío llegar hasta aquí y más aun teniendo en cuenta nuestros malos hábitos y la curiosa forma que tenemos de alimentar nuestro organismo. La dieta mediterránea se ahogo hace décadas! (Al no ser que se trate de un mito?) Sustituida desde entonces por nuevas recetas… Productos procesados más fáciles de preparar. Así cuando llega el verano, enseñamos sin pudor a otros desafortunados esos cuerpos abultados, frutos de una nutrición salvaje! Colonias de monstros marinos varados en bancos enteros en las playas de la Costa Brava. Mamíferos subdesarrollados de piernas flacas, brazos diminutos y cabeza minúscula que solo se mueve y gira desde las alturas de una panza gigantesca para contemplar (pero ya es tarde) el desastre a su alrededor. (Es verdad coincidirán algunos… “La última vez que me vi la polla, era tan pequeña que me costó agarrarla!” Puede que no haya cambiado mucho!)

Seamos realistas… Como buenos amantes de la fritanga y de la cerveza barata (la que menos emborracha, pero más embota) comemos y bebemos sin parar desde la mañana hasta el anochecer! (Gordinflones borrachones que somos!) Nos hemos vuelto comodones al igual que los yanquis de los que nos burlábamos hace poco… Adictos como ellos a la comida basura. Cambiamos a menudo el pulpo gallego por unas alitas de pollo rebozado. Si el primero proviene del mar se sabe, dudo mucho que los populares volátiles de Kentucky hayan visto un coral una sola hora en su breve vida! El Coronel Sanders se hizo millonario mientras nosotros veíamos como los beneficios de su régimen cambiaba nuestro aspecto físico. Contando los Kilos de más adquiridos gracias al Fucking Chicken! Dentro de poco nos pareceremos a aquellos pollos pelados. Dispuestos a suicidarnos, llenos de remordimientos, en nombre del bien común. Saltando a una olla de aceite hirviendo para alimentar al resto de nuestros primogénitos y así desarrollar un nuevo papel en la cadena alimentaria, pasando de consumidor a ser consumido.

En serio… Quien rechaza una buena hamburguesa? Sea española (en mi caso madrileña) o de importación (al menos su proceso de fabricación.) Quien le voltearía la cara a la rica burger con foie del HD de Chamberí, o a la sabrosa y jugosa carne picada cocinada al carbón del Alfredo’s barbacoas de Salamanca? Hasta las menos apetecibles “cadenas” si le damos vuelta, encabezadas por el retro Peggy Sue de Chueca o el Steak House con su aires de saloon que hace frente al centro de oportunidades del Corte Inglés de Callao (donde repleto vaciaré el resto de mi cartera) seguidas a buena distancia del Foster's Hollywood o del T.J.I. Friday’s abiertos hacia tarde allí donde deambulan las masas nos vienen de maravilla cuando necesitamos repostar de manera urgente grasa de origen animal. Sin hablar del Mc Donald’s (abierto a las 24h en verano) o del Burger King que a pesar de no ser precisamente el rey de las hamburguesas nos salva ofreciéndonos dos whoopers o Chicken no sé qué al precio de uno!

Y qué me dicen de los domingos? Tras un footing ligero o un polvo precipitado, caemos al Rastro (sin saltarnos el desayuno en camino, con churros, el clásico tazón de chocolate y toda la parafernalia). No vamos al mercado de antigüedades en busca de los chollos que y ano existen sino para pillar una voluptuosa tostada en el “Rincón extremeño” o en su defecto un bocata como Dios manda al subir la Ribera de los Curtidores. Luego… Calamares, chipirones y como no, unas cuantas cervecitas bien frescas en La Latina! Acabaremos con un mojito (o un par) donde el cubano de la esquina. El mini sale a ocho eurillos, una ganga! Menos para nuestro pobre hígado! (Al final fueron un poco más de 20 pavos por 2 minis y una ración de carne mechada. No podíamos salir de allí sin haber probado la comida!) Llenos, nos arrastramos hacia la casa por las calles estrechas del centro ya bien entrada la tarde para una siestita que durara hasta la noche. Pasando luego del sofá a la cama con la tele encendida pero no hemos visto nada! (Que pena, con lo bueno que son los programas de la televisión española!)

Llega el maldito lunes, el dia menos preciado de los trabajadores… Al resto, parados, jubilados, enfermos, les da lo mismo. Una ducha fría, nos vestimos tratando de meter la barriga dentro del pantalón. El cinturón puede en ese peligroso ejercicio revelarse de gran ayuda o resultar una autentica pesadilla, ya que nos aprieta demasiado, pero cuál sería la alternativa? Rezamos para que no revienten la cremallera ni el botón de la cintura antes de llegar a la oficina. Una vez sentado, encerrado para el resto de la jornada en nuestro acogedor despacho no importa, ya que nadie (ni siquiera la nueva y guapa secretaria) vera lo que hay de cintura por abajo. (Tapados por la mesa, comprimidos a cada lado, atrás y adelante entre los paneles de nuestra prisión de formica acristalada, aguantaremos, la mirada fijada en el reloj de la pared lo que queda de dia.)

Estamos listos para ocho (nueve o incluso diez) horas de curro intenso. Ejercicios intelectuales de alto vuelo entre pausa y pausa. La primera para el café, la segunda más grande (un abismo en realidad) para comer (de nuevo) pero sin nada de movimientos bruscos. Tras una merienda o un aperitivo es decir unas tapas acompañadas de una (o varias) consumición(es) alcoholizada(s) para despedirnos de los colegas (a los que ya nos cuesta ver la cara todavía más que de costumbre) la cena en sí no espera en nuestro (dulce o horroroso) hogar (depende), o un buen restaurante en el que hemos reservado con anticipación. Sera en un garito de mala muerte para un menú malo pero contundente, si a pesar de nuestra avanzada edad seguimos sin pareja. (En esa etapa de la vida ya no somos solteros por vocación sino unos descontentos y miserables solterones!)

Bonus…

Lo primero que hacemos en general por la mañana al llegar al trabajo es revisar nuestro correo personal (el de la empresa no desaparecerá). Miramos nuestra cuenta en Facebook… (Me ha borrado un amigo… Menudo capullo! Y a esta, la agrego? Tiene buenas tetas pero poco más y encima es una pesada… Mejor no! Además si se entera mi chica, me mata! Le daré al “agregar más tarde”, nunca se sabe!) Suena el teléfono. El móvil, el fijo esta descolocado para no molestar. Constatamos al mirar la pantalla del artilugio táctil (de marca coreana) que tenemos entre las manos que somos el último eslabón de una cadena de mensajes en WhatsApp. (No “guasap”!) Y como me quito? Esto es un sinfín… El aparato no para de sonar, emitiendo zumbidos y chillidos estresantes a medida que llegan los mensajes, de modo que resulta imposible concentrarse en otra cosa. Consultar SMS, e-mails, responder al chat, nos puede quitar horas a nuestra tarea diaria, mientras en la ofi el tiempo sigue corriendo sin que no hagamos nada para justificar nuestro bajo sueldo. (Tratándose de un paga de mierda qué más da si el rendimiento no cumple con las expectativas de la dirección?) Lo hubiésemos pensado antes de firmar, para ahorrarnos tiempo y ahorrar dinero a la empresa! Y qué hay de nuestro compromiso respeto ella? (Qué le den por culo y a los políticos con su puta reforma laboral!) Vaya manera de asumir nuestras responsabilidades! (Cuáles?) Al querer algunas o desear involucrarnos de veras en el sistema, no seríamos simples peones en un tablero trucado, ovejas del montón comiendo un pasto artificial, números de seguridad social con los mismos dígitos en un orden distinto que otros millones de mortales, naufragados voluntarios… Seriamos maestros de nuestro destino, dueños de nuestras vidas y no tendríamos miedo a mirarnos al espejo!