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Le blog littéraire de Cedric Josse
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  • Ce blog mélange récits, expériences personnelles, analyses et critiques de la société le tout ponctué de commentaires sur l’actualité nationale/internationale. Este blog mezcla relatos, experiencias personales, análisis y critica de la sociedad.
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14 décembre 2013

Abrir en caso de emegencia

717px-Panthéon_Soufflot_-_élevation_principale

Algunos se desgastaran por el camino. Otros caerán de su pedestal tras alcanzar cierta fama/notoriedad no necesariamente deseada/merecida, tal vez en el apogeo de su arte o agotados los últimos cartuchos de una carrera épica hecha de desilusiones y reconocimientos pasajeros (con sus semejantes baches y alegrías temporales) que solo nutren a quienes van el estomago vacio. Al no ser capaces de superar sus propias limites algunos se darán de cabeza contra las paredes imaginarias, inventadas para sufrir y edificadas por ellos mismos en medio de su pobre recogido literario donde la sangre, pronto, sustituyo a la escasa tinta. Los menos preparados tropezaran del modo más tonto delante del primer obstáculo o a la primera mala (aunque constructiva) crítica, después de saltarse las reglas de una vida ya descontrolada, demasiado atormentada donde el caos más les llevara directamente a la tumba. Que en un momento determinado quisieron ver y encontrar en una existencia marginal una forma (torpe) de expresarse su rechazo a la sociedad solo servirá de consuelo a sus viudas y a los huérfanos soñadores herederos de su filosofía barata. Conociendo los riegos que supone vivir en el limbo, no dudaron en meterse en un callejón donde la salida es la muerte del ser viviente. (Morir para existir luego, menuda idea!) Pero solo unos pocos “elegidos” se mantendrán firmes, de pie, a pesar del viento y del polvo de los años que intentara convertir en cenizas su legado, esparciendo sus restos para levantar en su sitio, monumentos estúpidos en homenaje a glorias del deporte o líderes políticos. (Los héroes del nuevo milenio.) Muy encima de las modas dictadas por criterios erróneos, cifras de venta o número de descargas en la web… En fin, todo ese asqueroso marketing que gestionan hoy en dia la literatura “moderna” como en otros tiempos, editores y filisteos inversionistas (banqueros y notables de la época) maleteaban a los pobres (pero talentosos) poetas y se provechaban de novelistas sin blanca, transformándoles en mendigos de las letras exprimiendo su genio para su propio beneficio. De un modo u otro siempre sufrió y sufrirá la literatura, sea por culpa de las editoriales, del público (hermético a la vanguardia y demasiado permeable al género “comercial”. Esos libros gordos pero vacios de contenido que florecen en las librerías) o de los mimos autores que se quitan la vida en un gesto de valentía. Pero sinceramente… Se puede interpretar el suicidio como un acto heroico? Puede que en algunos casos sea la única opción para elevar el alma a otro nivel. No obstante, un idiota muerto solo habrá conseguido ser víctima de su propia idiotez. Nadie lo recordara por su gesto y en ningún caso se lo otorgara un pass para el Panteón, sea él la fama efémera o el verdadero de la rue Soufflot. Los grandes pilares de la literatura nos seguirán guiando durante siglos, vayamos donde vayamos, estemos donde estemos. Su legado universal formara para siempre parte de la historia de la humanidad y de la nuestra mas chiquita. Pero si hay una cosa que (y hay que lamentar) que nunca cambiara es que TODOS, absolutamente TODOS, tanto blogueros fracasados borrados enseguida del panorama virtual y de la memoria de sus complacientes seguidores como dichos “Escritores” con mayúscula, anclados al hemisferio derecho de nuestro cerebro… TODOS! Mal nacidos, artistas por vocación o porque no les quedaba de otra, MORIRAN como los simples hombres que nunca dejaron de ser! “Pensar” nos hace creer que somos invencibles pero solo es un engaño más. Si la vida no fue siempre justa para los escritores y los artistas en general, la muerte tampoco lo será. No todos desaparecerán por lo tanto. Y allí está la diferencia entre un escritor de verdad y quien escribe para contentar a las masas, su ego o conseguir un polvo gratis. Quien no se acordara de Musset, de Mérimée (el autor de Carmen) o del gran, del inmenso Victor Hugo, mientras nadie o casi se acordaría de mi (y menos de los parásitos que infestan la blogosfera y las redes sociales) al no ser por Bill Gates y si sus discípulos que junto a mis posibles descendientes mantendrán viva, en alguna franja desocupada de la banda ancha, la llamita de mi locura. Un frasco de veneno puro a “abrir en caso de emergencia”.

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