Hace mil y picos días

« Ecrit il y a 1518 jours par Cedric Josse ».

Pues si amigos míos, la web no miente. Allí esta todo! Aquel 18 de diciembre del 2010, Famke y yo desayunemos “juntos” (aunque a unos escasos metros de distancia) en el algo distinto Starbucks Coffee de la plaza Neptuno. Así lo narre en una nota redactada entonces, (ese mismo día si he de ser exacto) desde el mismísimo cuartel de la sirena situado en la parte baja de la Castellana convertida ya en Paseo del Prado. Poco importa si “ella” no me vio o se dio cuenta a medias de mi presencia… Ocupada con sus propias cosas, envuelta en sus pensamientos matutinos, allí donde el alma aun dormido lucha para procesar la realidad recubierto todavía por una fina e invisible capa, una colcha transparente de la que cuesta deshacerse. Habría que preguntárselo para estar seguro… Sucedió? Sin embargo, el recuerdo exacto de aquel no-acontecimiento permanece intacto en un recoveco de mi cerebro más de cuatro años después. No suelo leer antiguas publicaciones mías, pero el aburrimiento unido a cierta búsqueda de identidad me hicieron regresar hoy al pasado. Apareció en la pantalla del ordenador el lindo rostro de Famke y le di a la tecla “Enter”. A modo de chat silencioso, leí mis palabras pasmadas en la blogosfera para siempre (al menos que yo o el webmaster de Canalblog las borremos), inventándome sus respuestas si en el transcurso del momento me hubiese atrevido a hablar con ella. La gran actriz frente al bloguero petrificado delante una imagen que de repente había cogido vida. Pero digamos que por A o B motivos (inseguridad, timidez) no pasó. A veces basta con darle un empujoncito al destino para ver algunos de nuestros deseos realizarse. Saltar al otro lado del escenario durante unos instantes, desprendiéndose del soso traje de dócil espectador para convertirse de repente en el protagonista principal de un largo metraje llamado “existencia”. Pero el miedo a estropearlo todo me mantuvo quieto y calladito en mi posición de mirón. Mejor saborear el atípico desayuno desde mí asiento que cruzar la línea y por estúpido, tratando de manejar una situación ya incontrolable de por sí, inventarme un pretexto más o menos acertado dando a conocer una faceta grotesca del carácter humano (el mío en ese caso) importunando aquella “desconocida” famosa. Salir del anonimato por un segundo quitándole tiempo a una estrella… Para “brillar” en le penumbra del Starbucks o lucirme en Facebook, posando al lado de una encantadora chica a la que arrancaría un borroso y pixelado recuerdo, que ordinario! Si “ella” ya ocupa un lugar a parte, que necesitad de tener u obtener más? Es como “la mujer ideal” que no existe, en ello reside su aparente perfección. Cualquier forma de contacto incluso virtual lo tiraría todo abajo. Mucho mejor es quedarse con el gusto de lo que pudiera haber sido, que con el amargo perfume de una derrota anunciada, resultado de una mala jugada.