Sr. Mío

Conocen al Sr. Mío?

Yo tampoco!

 Sin embargo todos le hemos escrito alguna vez.

Muy Señor mío, blablablá…

Pero quien se esconde realmente detrás de ese apodo homonymique que nos resulta tan familiar y misterioso a la vez? Nadie lo sabe! Para tratar de elucidar ese gran misterio, he decidido tomar mi mejor pluma y mandarle una carta al ilustre desconocido, destinario de nuestros  pletóricos y más formales correos. Esperando que tenga la diligencia de contestarme y así aclarar un asunto, si no de primer importancia, al menos interesante para quienes miremos mas allá de las palabras.

Muy Señor mío,

Se pertinazmente que Usted, a pesar de la extraña consonancia de su nombre (o apellido) no es chino, sino ciudadano español! (De lo contrario se ortografiaría: MYO, MIHÔ, MI-O o algo por el estilo.)

Del mismo modo sé que no soy el primero y menos todavía el único en dirigirme a Usted, sino que somos miles de miles los que, a lo largo de los años (y porque nos tocaba hacerlo) le hemos enviado (y seguiremos haciéndolo) misivas de contenido mas o menos relevante al nivel informativo. Cuanto al toque literario, me imagino que relumbrara por su ausencia. Ya que no el propósito y que la gente no sabe escribir.

No obstante puede que yo sea de los pocos en atreverme a escribirle personalmente. Nadie me obligo…Ni las circunstancias, ni los tiempos adversos que atravesamos o la posición desfavorable de los astros. Tampoco me empujo en esa gestión ninguna identidad privada, administración pública o de carácter seudo-institucional perdida por allí. Ningún poder político, sindical, ideológico o religioso está detrás de mí.

Tome yo solo esa solemne decisión. De mi propia voluntad! Guardándome de los consejos de otros y de sus dudosas apreciaciones y manteniéndome alejado de cualquier forma de presión. Tampoco (lo preciso por si acaso Usted pensaría que soy de esos chiflados o amargados de la vida) estoy sufriendo los efectos del alcohol, de las drogas o de un abuzo de medicinas. Gozo de una salud mental aceptable (tal vez encima de la media). No tengo deseos de vengarme de nada y desconozco por completo la hostilidad hacia mi prójimo. No soy de culpar a los demás por mis errores o las desgracias que algún dia, me podrían venir encima.

Es “plenamente” lucido y “totalmente” consiente de mis actos que le deseaba hoy expresar mi preocupación, tanto como mis incertidumbres acerca de su persona. Esperando que no se tome a mal lo que le estoy contando y encuentre unos minutos (no pido mas) para contestarme y así ayudarme en la medida de lo posible en mi búsqueda sino de la verdad, de la sinceridad! Se lo pregunto otra vez: Quien es Usted Señor mío?

Creo que entre otros cargos, trabaja para el Gobierno? (No digo el de ahora, sino que siempre estuvo implicado en asuntos del Estado.) Su rol en el sector privado también debe de ser importante? Así se habrá mantenido a flote durante todo ese tiempo. (Lejos de la crisis.) Cuántas empresas habrán recurrido a su servicio desde el inicio de su carrera? Sin duda, un montón!

Le encargan del trabajo sucio… Como cuando por ejemplo, un empleado descontento por la falta de respeto de su jerarquía (su acoso o de cara a un posible despide) o simplemente fastidiado por el incumplimiento de algunas reglas laborales básicas, cansado, demanda, mandando delante del tribunal a un representante de su empresa (normalmente su jefe) para reclamar justicia. Aquello no supone un grave conflicto de interés? (Juez y partido a la vez!) Usted juega en ambos bandos. Es una apuesta arriesgada.

Pero no me malinterprete. No le estoy juzgando ni mucho menos! Solo pretendo despejar un poco el frondoso bosque que tengo por delante. Aquella jungla hecha de millones de hojas de papel (no siempre reciclado) en la que Usted se esconde. Sera que como buen funcionario, se hundirá bajo el peso de ese especie de códice (sin valor cultural, histórico ni artístico) constituido por los envíos repetidos, duplicados que se han ido multiplicando como panes, llenos de polvo en la espera de que Usted tome una decisión al respeto e inflija su sentencia!

Se formaron torres colosales. Auténticos pilares sosteniendo un sistema colapsado hasta arriba y cuyas bases están enraizadas en su mesa de trabajo. Llenan obsoletas su despacho al modo de aquellos monumentos levantados en memoria de glorias del pasado, comprimiendo el aire y ocultando un sol ya escaso. Esas columnas de formato A4 se elevan como las de humo de los indios de antaño para mandarnos señales de su debilidad y del peligro que se está acercando. Desvelando las carencias de una burocracia pesada y antigua.

Si nos queremos salvar de esa, “urge” dar un giro. Un cambio brusco y radical para salir de la parálisis (mental y social). Sin una intervención contundente se desplomara el país! Para que vuelva a entra la luz en su oficina y la esperanza en el corazón de los españoles, es necesario aclarar las cosas. Sé sin embargo que la transparencia no fue siempre lo suyo.

Numerosas veces hemos visto como nos ha tenido, “con la soga al cuello”, pero para no infringir la ley (lo que hubiera sido un mal peor) hemos aguantado y vuelto a contactar con Usted. Por qué era (y es) nuestro último recurso! Pero Señor mío, Usted no nos ha tratado siempre con la misma deferencia. Nos ha despreciado en más de una ocasión  y se burlo de nosotros cuando le pedimos su ayuda. Con su cinismo,  su arrogancia, sus respuestas evasivas (para la mayoría) y peor aún, con su silencio!

Pues permítame que le diga una cosa… Estamos hartos! No somos ovejas, ni Usted es nuestro pastor! Y no le pensamos seguir a ciegas hacia el precipicio! Queremos saber por dónde nos guiaría antes de salir del corral y si tendremos pasto mañana! Puede que se agranda nuestro cercado (Madrid - la Comunidad Madrileña – España – Europa – el mundo – y dentro de poco el universo entero) pero lo que realmente nos importa es que se quiten los obstáculos, las barreras por completo y para siempre.

Como lo ve, puede que al final lo conozca mejor de lo que parecía al comienzo. Lo siento si le di en algún momento la sensación de que me iba calentando en mis palabras. No era mi intención expresarle mi cólera tan abiertamente. No estoy frustrado pero si me siento impotente delante tanta indiferencia.

Se lo ruego una vez más Señor mío… No en nombre del Rey, del Presidente del gobierno, de la Presidenta de la comunidad, de la (falsa) alcaldesa (que tenemos), sino en nombre de todos los españoles o de los que se consideran como tal y en el mío propio… Díganos quien es Usted  y lo que quiere de nosotros? (Aunque, es muy probable que no le hagamos caso!)