Depredadores

Desde lo más alto del pirulí, ningún turista está ahora mismo aprovechando las magnificas vistas sobre el parque del Oeste. La razón: Esta cerrado desde hace años por falta de rentabilidad.

Abajo no obstante, las cosas cambian por completo… Pepe Mirón observa con cuatro ojos a la joven pareja tirada en el césped. Para él, mas allá de la tierna imagen, es una vista placentera hacia ciertas partes de sus cuerpos la que busca. Para despertar una libido mortecina y llevar a cabo su plan oculto. Masturbarse contemplando a otros haciendo lo que él, por edad y enfermedad solo imagina. Quién sabe, con un poquito de suerte y la ayuda de Dios, puede que llegue al orgasmo en solitario! Su flácido órgano en la mano, empieza a sacudirlo con ritmo. Pasan los minutos. Los enamorados se siguen besando despreocupados, lejos de imaginarse que se acaban de convertir en el blanco de un lunático, un voyeur perverso. Los cuerpos entrelazados de los dos jóvenes se deslizan el uno sobre el otro. Mientras tanto, el viejo verde se les acerca aun mas, aprovechando la sombra de un árbol para casi pegarse a ellos. Por fin se corre, pero nadie (salvo yo) ha visto nada! No habrá sido la eyaculación del siglo, pero en fin! Tampoco podía pretender aquel asqueroso que lo fuera, yendo así por el parque con el pene asomándose por la apertura de su chándal y agarrándolo entre sus gordos y sucios dedos. Le habrá sacado hasta la última gota de miseria y de vicio. Quedaba claro que ese tipo estaba dispuesto a lo que fuera para abastecer sus bajos instintos. (Desgraciadamente a coste de otros, gente inocente!) Pero iba a parar allí?

- Pluto… Viens Pluto !

El Pluto en cuestión es una bala, mestizo de zorrillo con terrier y de hecho cabezota como él solo! No le hace ni puñetero caso a su pobre dueña. Diez veces más pilas que Duque que con el calor prefiere gozar del frescor de otro árbol (en su caso un pino) para protegerse del sol maltratador del mediodía que mover una sola pata para unirse al juego salvaje du petit chien français. Mientras tanto, este sigue persiguiendo a quien se le cruza por el camino.

- Allez, viens Pluto ! (Pero Pluto no viene!)

En vez de obedecerle dócil a su propietaria acercándose a ella (aunque sin prisa) el pícaro animal, emocionado por ver tanto verde de repente se aleja todavía más y es la dueña quien se pone a correr tras él para frenar los instintos asesinos de su terrible mascota. Duque mira quieto la rocambolesca escena, viendo como se le resista el maldito Pluto a su ama demasiado buena. Le ruega que pare, pero nada! Cuando por fin parece que se detiene el bicho (tal vez se habrá cansado), recoge todas sus fuerzas y empieza otra carrera en dirección de un pobre caminante que pasaba tranquilamente por allí. Nunca hay que dejarse distraer por la apariencia ni fiarse del todo en un perro por bueno que parezca. Una hermosa bola de pelo puede esconder un lobo feroz, inquieto e impetuoso. Una bestia dispuesta a retomar las riendas de su antigua existencia, fuera del control, de los límites y de las limitaciones impuestos por el humano y una vida citadina, rutinaria y finalmente aburrida para él.

Duque que tampoco es un santo, mareado por el espectáculo se ha dormido. Yace tal un cervatillo muerto, (vencido por el sueño y el avance de bochorno que se abate hoy sobre Madrid) en la hierba frondosa. Sin embargo a la mas infinita señal de peligro alrededor nuestro se pondrá sobre sus cuatros patas y enseñaras los dientes. Como si de muelles se tratase sus patitas son increíblemente flexibles y tiene un impulso tremendo. Lucirá enseguida su aterradora cara de depredador a pesar de ser un perro amable y un agradable compañero al sentirse amenazado o si alguien me quiere intimidar. Se dejaría el pellejo y hasta daría su vida para salvar la mía! (Yo me lo pensaría dos veces antes de poner en peligro mi modesta existencia. Pero somos distintos!) El hombre es cobarde por esencia y el perro loco o inconsciente por naturaleza!

Si no estuviese amarado (simple medida de precaución para que no haga daño a nadie ni que ningún ser sea de dos o de cuatro patas lo pueda agredir ni molestar) saldría disparado delante cualquier supuesto riesgo para nosotros o si un intruso invadiera el perímetro del que se apodero al llegar. (Marcando el terreno con su orina o frotándose el lomo contra los tronquitos y rascándose las patas contra el suelo, clavando sus garras en el piso.) Su territorio de hoy es más o menos igual a la distancia que puede recoger la cinta a la que va atado… Unos 10 metros de rayo.

Pepe Mirón, las baterías recargadas se avecina de nuevo? Viene esta vez por el caminito de tierra que separa “mi parcela” de la otra donde retozan los ingenuos adolescentes. Se tuerce el satirio y se agacha hasta conseguir el ángulo perfecto para seguir con su infame práctica del onanismo. Es un acosador, un delincuente que apunta a sus víctimas con el cañón de una pistola media cargada, pero aquello no evita de pensar que es apta para herir al menos  los sentimientos de más de uno. En otras palabras, es probable (pero no cierto) que nuestro individuo se convierta (dependiendo de la situación o aprovechándose de ella) en depredador sexual! Duque lo sintió antes que yo y al gruñir hiciera que apartara los ojos del libro que, entre ojeada y ojeada a mi entorno (encantador y hostil a la vez) estaba leyendo. Decidí acelerar un poco el proceso para poder dedicarle al autor de esa real trama romántica, toda la atención que se merecía.

- Duque! (Y el perro me miro.)

- Duque, hay alguien allí! (Con rapidez, miro por todos lados.)

De pronto se puso de pie, alineando cola y cabeza, las patas bien rectas. “Intruso localizado!” Lo solté…

- ATACA!!!

El perro, animal ante todo y cazador nato se lanzo a grandes zancadas sobre el objetico asignado. Corría a tal velocidad que parecía volar en el aire entre salto y salto! Con la última pisada, cogió mayor impulsión y se elevo del suelo, alcanzando en un fracción de segundos la yugular del “agresor” ahora agredido! El viejo intento barrerlo con el antebrazo pero el Pinscher imparable le clavo los colmillos en la garganta. El hombre quiso librarse en un último intento pero no lo logro. Se arrodillo y cayó de costado. El perro al encontrar de nuevo la tierra firme sacudió la cabeza enérgicamente de un lado a otro y se hizo con un pedazo de carne. Su víctima sitúo una mano sobre la herida (gimiendo como caza mutilada) para tratar de estopar la hemorragia. Ya era demasiado tarde, un caudal de sangre se abrió camino entre las falanges. En breve el tipo estaría muerto!

Este hubiera podido ser de alguna manera un final feliz a pesar de que nunca ha de contemplar la muerte de un individuo por abyecto que sea como un hito ni una recompensa, pero sería sin contar con la plebe que mientras fabulaba se había organizado para hacerse cargo del castigo.

Un hombretón con aires de senador, pantalones de pana, americana de cuadritos y gorra a juego (aunque aquellos más anchos y marcados) iba, bastón en la mano caminando a buen ritmo. El peso de los años no parecía afectarle de ningún modo y de hecho tampoco había alterado su buena vista.

- Policía! Hay que llamar a la policía! Violador! Al violador! Hay un violador acurrucado detrás del árbol! (Señalando el sitio con la extremidad de su garrote.)

Y el gentío alrededor empezó a preocuparse por la presencia del impostor. Un ser repugnante y quizás como lo acaba de gritar aquel hombre mayor un autentico “violador”!