El viajero

“Mas cajas y más cara saldrá la mudanza!” Para abaratar los costes creo que existen otras formas de viajar que mudándose a cada rato de un sitio a otro. Para mi decima tercera mudanza, yéndome esta vez de la sierra madrileña a la costa valenciana, preferí (para ahorrarme pena y fatiga innecesarias) contratar a un servicio de “mudanza agrupada”, compartiendo (mis cosas) un camión con un X (bueno, sus pertenencias). Nada de cargar y descargar pesos pesados, esta vez estaré yo al mando. “- Por favor me pueden dejar esta caja por aquí y la otra en la habitación. Gracias.” Mi tarea se limitara en envolverlo todo (en cajas de cartón recicladas) y poco más.

Ahora que mis seis años de vida madrileña están empaquetados y a punto de marcharse, sin nostalgia ninguna a la otra punta de España, me puedo dedicar (es decir, mi mente) a otros asuntos. Mejor dicho a “otras cosas” y con aquello me refiero a mas “trastos” y efectos personales, almacenados esta vez en Paris! Lo primero que haré allá va a ser ponerlo todo en un mismo sitio y de allí repasar las cajas llenas de souvenirs y restos de existencias (experiencias) ya lejanas. Mis “vidas pasadas” me están esperando para que “por fin” ponga orden en ellas! Revisare cuales de los muebles (comprados entonces para ferias que nunca haré) me pueden servir para amueblar este nuevo capítulo (a punto de abrirse) de mi ya larga trayectoria en el territorio nacional y cuales remataré mediante internet al mejor postor. “- Quien da más?… Ulitma oportinudad! - Yeeep!!!”

Catorce meses que no iba a Paris! Algo habrá cambiado? De hecho, han sustituido el viejísimo tren de noche (un cachivache sobre ruedas) por un flamante Tren de Gran Velocidad (el AVE francés). El viaje será más cómodo pero no realmente más corto. Teniendo en cuenta que hay que hacer primero un transbordo en Barcelona antes de subir rumbo a Francia a ritmo de 150km/hora, igual me demorare casi diez horas, el culo sentado y gastándome el doble dinero que cuando usaba el ferrocarril de antaño! Entrar en la era moderna tiene su coste, y como siempre lo repercutan al cliente. (El tren de hoy va por la lucrativa vía del negocio. Nada de “servicio público altruista y desinteresado” cuyo propósito seria “aliviar” el viaje la vida de la gente.)

Que haría para no tomar el avión! Solo la idea de que “algún dia” tendré que volar, me paraliza. No obstante no me voy a quedar viendo por televisión como otros recuren el mundo. Petrificado en mi salón! Me jode haber tenido que abonar un pasaje de tren pensando que supera diez veces lo que valdría un low-coast para el mismo trayecto. Pero viajar tranquilo no tiene precio. Aguantaré, por tonto y miedoso, no me queda de otra!

Al menos en el TGV habrá enchufe para mi fatigada portátil, ya que su batería amenaza de fundirse a cada rato. No mantiene la carga mas de unos minutos, vaya desgracia a la hora de viajar! Entre buenas pelis y escritos (no tan malos espero) me mantendré ocupado. Las horas no pasaran “volando”, pero será mejor que mirar el paisaje por la ventana o peor, dormir!. (Quien duerme de dia? Por curioso que parezca, lo suele hacer cantidad de gente. Eso y comer!) “Tragaldabas aburridos que desplazan su malestar de un sitio a otro”. Sin embargo nunca se cansaran de ser “ignorantes”. Podrían abrir un libro o una revista en vez de dormir boca abierta como si el descanso obligatorio fuera la única escapatoria a su triste condición de personas infelices!