Uno de los mejores

Ser “uno de los mejores” no es precisamente lo mismo que ser “el mejor”! El primero! Aquel que llegara a la meta antes de la manada! Que domina su disciplina de tal forma que siempre suplanta a los demás competidores! Aunque en deporte se suele decir que “lo importante es participar”, el segundo se considera con frecuencia como “el primero de los perdedores”! Yo, desde siempre quise ser “el mejor” en algo. El único problema es que no sabía muy bien en qué? Tampoco conseguí nunca un segundo puesto, sino que que me situaba más abajo en el cuadro de honor. En el grupo de cabeza pero sin encabezar jamás ningún grupo por modesto que fuera de tamaño o de nivel. Tanto en las carreras como en la vida en general, existen dos maneras de hacer frente a una “derrota”. La optimista, agarrando ese sentimiento de pertenecer a una elite… “Puede que no fuera el mejor de todos, pero igual soy uno de ellos!” Y, la otra, la realista! Sabiendo que con todos los esfuerzos del mundo, preparándose hasta el límite y luchando incluso más que el resto de la gente, habrá que conformarse con un puesto “X” en un ranking que en breve todos, incluso nosotros mismos habremos olvidado. De eso se trata, de no caer en el olvido! Y ello cuando no falla la tecnología! Si por A o B, un problema de tinta en la impresora o un chip mal colgado, no figuramos en la clasificación final… Entonces qué? Como se enteraran de que estuvimos y realicemos con éxito la prueba si al acabarse no aparecemos en ninguna lista? Se nos dará otra oportunidad de demuestra nuestro supuesto talento? En otras ocasiones, para cosas tan diversas como, los exámenes, las entrevistas de trabajo… visitas al médico… bodas de las que no somos él novio, cuando se nos pasa nuestro turno o que aunque presentes por un motivo ajeno, nadie se haya enterado, equivale a haber faltado a la cita! 10 kilómetros a una velocidad media de 13,5 kilómetros por hora para nada! Para nada? Tampoco! Pero con un extraño sabor de boca al final. Con la sensación del trabajo acabado pero sin cuello para colgar la medalla! Me habían emputado de algo! Me habían robado parte de la victoria olvidándose de poner mi nombre junto a la marca que realice. No sé porque nos agradece tanto el reconocimiento de los demás? Es tonto! Pero sin él triunfamos sin gloria! El mismo deporte, sin árbitros, jueces, reglas ni marcas, sencillamente no existiría como tal. Sería solo un juego! Y, aunque la práctica de un deporte pueda ser muy placentera, el deporte ante todo es un combate! Ha de haberlo constantemente presente en la mente. Somos nuestros principal adversario y lucharemos intensamente para superarnos y tratar de ser durante unos segundos o minutos “el mejor”! En otros ámbitos, ocurre lo mismo… Reglas para todo, cuyo propósito a veces se nos escapa, pero de las que no nos podemos sustraer si queremos vivir en sociedad. Si cada uno hiciera lo que le dé la gana, de pronto todo se iría a la mierda y el mundo tal y como se conoce acabaría! Del mismo modo, amigos y familiares nos juzgan a veces. Cuando nuestro comportamiento les parece inapropiado, equivocado o solo fuera de lo normal. Es decir, cuando nos salimos de lo que la convivencia en un grupo más o menos solidario exige. Según cual criterio? Eso no importa! Que la dicha “buena conducta” salga de la mente enferma de políticos castradores sedientos de poder, le interesa un bledo al hombre de la calle! Así es, así será y no hay que darle más vueltas! No obstante, un rendez-vous manqué, está perdido para siempre! Es la resultancia del miedo a fracasar! Del temor a la derrota o a que algo pase en camino impidiéndonos lograr el objetivo deseado. (En mi caso, el crono que se estropea justo el día de la competencia y luego el chip que no funciona.) Siguiendo aquel razonamiento, superando nuestros miedos y aniquilando de una vez por todas, esas absurdas limitaciones que nos paralizan, seriamos capaces de casi cualquier cosa. Dicho de otro modo, hay que derivar la victoria de su pedestal para poder tocarla sin miedo. Pero ver el triunfo como algo común, desgraciadamente no está al alcance de todos! La gran mayoría, somos perdedores! Seres vencidos que por cobardía se renden a la mejor ocasión! Hasta teniendo ilusiones reales, en seguida nos topamos delante de nuestros propios límites, tropezamos y al final caímos derrotados por nuestros demonios internos. Somos débiles por esencia y por qué es más fácil bajar la cabeza y asumir el fracaso que la victoria que supone que otros hayan fracasado para que estemos en el lugar donde estemos! Si lo “bueno” de un crono malo es que se pueda mejorar, lo siento pero no se me ocurre nada pensando cual podría ser el “buen” lado de una vida mala o difícil! Si elegí las carreras de fondo y no el spint o el tiro con arco… Sera que mi blando aun no esté bien definido. Si prefiero la prosa, usando recursos actuales a la poesía que saca a la fuerza los males del alma y unas cuantas bellas palabras, es porque no me puedo definir mis pensamientos en un par de versos! No me encontré todavía, y menos a mi público. Aquellos seguidores quiénes me leerán ahora! (Durante mucho años, mi único lector he sido yo.) No es necesario ser un gran escritor para expresarse de manera correcta y eficiente en la blogosfera. Solo hay que tener ideas, saber darles forma y imaginar lo que nos falta! Luego, lo soltamos todo de un tiro! Ese es el trato! Tanto lo bueno como lo no ya no tan bueno se tiene que echar de un trazo. En un orden relativo, se acumulan las palabras que unos lectores juzgaran. Por el contenido del blog me juzgaran y se harán una idea (tal vez equivocada) de quien soy! Pero lo importante es comunicar. El ejercicio no requiere tanta sabiduría ni maestría como lo exige el arte del poeta quien maneja la pluma como el cirujano su bisturí! Sin ser “el mejor”, uno puede correr por los caminos de la vida y las bandas anchas del mundo virtual. Dar vueltas a sus ideas y otras en el parque para usar su cuerpo. El asunto es, no cansar a sus potenciales lectores (aunque a la hora de escribir se tome muy poco en cuenta como estarán percibidos nuestros textos ni la acogida que tendrán) y que los demás corredores que vienen por detrás y se acercan con prisa se cansen solos, hartos de perseguir mitos.