Carta al Señor Obama

Cuando llego la carta de la niña entre las manos del hombre más poderoso del mundo, pensó en su propia familia. Y si Sasha le hubiese pedido con su propio puño y letra a su homologo iraní que deje su programa nuclear… A caso tendría mejor impacto la carta de un niña de 10 años que las repetidas peticiones de la ONU? (En cada hombre late un corazón, de eso estaba seguro el Presidente estadunidense. Pero muchas veces uno se resiste a escucharlo.) Según los jefes del estado mayor, los expertos en seguridad del Pentágono, la CIA, otras agencias gubernamentales, como del punto de vista (tal vez un pelín más acertado) de sus más cercanos concejales, tras el fracaso de las negociaciones, era hora de atacar! Bombardear aquel país belicoso para preservar la paz en el mundo! Pero que opinaría la gente? El pueblo soberano estaría dispuesto a pagar otro tributo descomunal mandando a sus hijos al matadero? Se le podía exigir a una madre o a un hermano que ya perdió a uno de los suyos en Irak o en Afganistán, que  confíe de nuevo al ejercito la vida de un ser querido, sin garantía ninguna de que volverá a casa sano y salvo? Las manifacturas de armas y los consorcios petróleos también apoyaban el proyecto ataque. Para forrarse viendo como se vertería sangre americana en las afueras de Teherán, las montañas y el desierto para los primeros y aumentando para los segundos su producción anual de petróleo, haciéndose con el cuarto productor de crudo del mundo. Pero valía la pena matar a inocentes sea cual sea la razón?